En su obra el señor
Gabriel Zaid aborda dos dilemas de suma importancia a nivel global: los altos
costos de la educación superior y la productividad que aportan dichos
conocimientos a la sociedad.
Al mirar hacia el
pasado se nota claramente que la educación universitaria ha sido un privilegio
desde sus orígenes, ya que solo los aristócratas tenían la capacidad económica
para costearla. Luego comienzan las primeras acciones encaminadas hacia su
democratización: la educación ya no se recibía en casa, si no en determinado
lugar compartido por varios estudiantes, y la contratación de maestros y
bedeles. Con el tiempo los bedeles toman la administración de los centros
educativos y comienzan a elaborar canastas con las diferentes asignaturas que
debían cursar los estudiantes para recibir su título. De ésta manera se ha ido
manejando hasta llegar a las universidades actuales.
Hoy día existe un
incremento significativo en la población estudiantil. La mayoría de éstos
movidos por un anhelo de mejorar su calidad de vida, y otros por el mero
apetito del saber. Lo cierto es que las universidades públicas no se dan abasto
ante los innumerables alumnos que pretenden obtener un título a nivel superior.
Como diría la gente de antaño “no hay cama pa’ tanta gente” pues no existen las
condiciones para que cada individuo de determinada población pueda recibir el
pan del saber, y las universidades privadas solo pueden ser costeadas por
personas con altos recursos económicos ó con un sacrificio exorbitante
realizado por el mismo alumno, trabajando y estudiando simultáneamente.
Como consecuencia
lógica de la educación se encuentra la productividad. Pero ¿Serán todos los
egresados universitarios capaces de producir los bienes necesarios para el
desarrollo y el progreso científico de una sociedad? Obviamente no, y esto,
según Zaid es debido a la democratización de la educación superior, ya que es
accesible para todos en vez de serlo para quienes realmente tengan una genuina
vocación e interés en una rama determinada. Aunque existiesen las facilidades
para hacer llegar la educación superior a cada miembro de una sociedad, no
todos encontrarían oportunidades de empleo en su área dentro del mercado
laboral. De ahí su frase más reveladora en éste ensayo: No se puede privilegiar
a todos sin hacer que el privilegio deje de ser un privilegio.
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